Una sencilla entrada llena de verdad, celo y para arrepentimiento.
Lo que hacemos no es el problema, el problema radica en lo que somos.
Un hombre no es mentiroso porque miente, miente porque es mentiroso.
Un hombre no es un ladrón porque roba, roba porque es un ladrón.
El problema está en el corazón humano, porque como lo dijo el profeta jeremías “Engañoso es el corazón mas que todas las cosas, y perverso”.
El pecado es la transgresión de la ley de Dios y nuestras rebeliones prueban nuestra pecaminosidad.
Cuando una persona nace hereda característica de sus progenitores, por eso cada padre y madre, en cuanto mira a su hijo recién nacido, buscará en él semejanzas. Cuando una persona nace en el espíritu, este acontecimiento cambia su vida, tiene vida nueva y una nueva didamia. Y no es que esa persona, una recién nacida en cristo, se esfuerce por ser diferente, sino que el ser distinta a la gente del mundo, es algo natural, porque es una persona nueva, al haber tenido un nuevo nacimiento, sus deseos han cambiado. La Biblia es clara cuando dice ““Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado”.
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