Vivimos en una época liberal. Especialmente por la manera de pensar evolucionista, se ha llegado a una consideración del hombre totalmente distinta de la bíblica.
Freud, que fue un gran admirador de la obra de Darwin y asimismo aplicó la teoría de la evolución al desenvolvimiento de la religión: del animismo al politeísmo, luego al monoteísmo y finalmente al periodo post-religioso o científico, ve los sentimientos de culpa exclusivamente como sentimientos de aversión o repugnancia que han brotado por la represión de deseos insatisfechos. Cuando Dios es desbancado del mundo como Creador y Conservador, entonces también desaparece la necesidad de tener en cuenta Sus leyes y mandamientos; el pecado y culpa se vuelven obstáculos al desarrollo que conviene hacer desterrar por métodos pedagógicos y psicológicos, en vez de expresiones de la conciencia humana que deben hacer retornar al hombre hacia Dios mediante la confesión de culpabilidad y el perdón de su pecado. Un hombre feliz y armónico no es entonces alguien que vive en consonancia con los mandamientos de Dios y depende de Su gracia en Cristo, aplicada personalmente a su vida por el Espíritu Santo, sino aquel que sabe vivir y liberar su deseo, su libido, de tal manera que no actúe "represión" alguna con sus consiguientes sentimientos de culpa . Desde el siglo pasado hasta ahora, el hombre se halla ocupado en liberarse de todos los yugos tradicionales; dice que es intrínsecamente bueno y ni por nada ni por nadie dejará avasallar su libertad. Todo mal es un estorbo al desarrollo y puede ser solucionado. Lo cual también cabe decirse en el terreno de la sexualidad.
Las relaciones triangulares (relaciones con otro u otra), sexo en grupo, intercambio de partner, etc., enriquecen, sin más, la experiencia sexual. Incluso el sadismo en la sexualidad comienza a encontrar su reconocimiento. Los anuncios, el vestido, las revistas ilustradas, etc., muestran cada vez más la imagen ideal del hombre o mujer: joven, viril, femenina, sexualmente atractivo(a) y absolutamente libre.
La desnudez en las playas y en las vacaciones está de moda; las "sex- shops" son tiendas decorosas donde uno adquiere sus artículos como se va a por pan a la panadería; y como justificación se señala el retroceso de la prostitución, que de modo higiénico se explota en edificios particulares. Prostitución que antaño llegó a alturas desconocidas por causa de la falsa moral de la época victoriana.
Para seguir leyendo, vinculamos con el libro: LA REVOLUCION SEXUAL
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