sábado, 16 de julio de 2011

¿DIFERENCIAS DE TIEMPOS?

De un blog hermano recibí el siguiente extracto de Oswald Smith al que ponemos el toque de radicalidad y resistencia. El fin: Evaluar la evolución de la conversión (¡¡¿¿??!!) en dos textos: Veamos.



¿Qué tenemos que hacer para ser salvos?
Por Oswald Smith
Si hemos de recoger fruto del Espíritu Santo, Dios tiene que preparar el terreno; el Espíritu Santo tiene que convencer de pecado antes de que los hombres puedan verdaderamente creer. Está bien decirles a la gente que crean cuando Dios ha hecho la obra en sus corazones, pero primero tienen que sentir su necesidad. Esperemos hasta que el Espíritu Santo haya hecho su obra antes de que nosotros digamos: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.» Veamos primero las señales de convicción, como en el caso del carcelero de Filipos. Y cuando la angustia de ellos sea tan profunda que se vean forzados a gritar: «¿Qué tenemos que hacer para ser salvos?», entonces sabremos que están listos para ser exhortados a la confianza y a depositar su fe en Cristo.


Hay otro evangelio, demasiado popular en el día de hoy, que parece excluir la convicción de pecado y el arrepentimiento del plan de salvación; que demanda del pecador un mero asentimiento intelectual al hecho de su culpabilidad y pecaminosidad, y un asentimiento intelectual similar al hecho y suficiencia de la expiación de Cristo; y cuando se ha conseguido tal asentimiento, se le dice que vaya en paz, y que se sienta feliz en la seguridad de que el Señor Jesús ha hecho la paz entre su alma y Dios; así proclaman paz, paz, cuando no hay paz.

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