domingo, 20 de noviembre de 2011

LA VERGÜENZA PRIVADA DE UN HOMBRE PUBLICO


Se supo, a nivel ministerial de un siervo que cayo en adulterio, manteniendo una aventura sexual con una mujer de una congregación. El siervo era un hombre con un notable poder espiritual y una evidente unción. Manifestaba dones poderosos. Paradojicamente, en medio de su aventura, su ministerio no decayó. Y como siempre sucede en nuestras vidas cuando tenemos una actitud poco agradable a Dios, comenzó a justificar su situación y a "interpretar" las circunstancias:
-"Me esta yendo bien, Dios me esta usando mas que antes significa que Dios aprueba mi relación." Pensaba para si mismo, aun cuando sabia que el principio en la vida cristiana es la santidad.


Y efectivamente, se abrieron puertas en el extranjero, participaba de actividades ante multitudes y los dones de sanidad, de milagros, de liberación, de profesia, se manifestaban.
Un día tuvo un sueño. Soñó un río de aguas puras y cristalinas, y multitud de gente se acercaba a beber de ese río. A medida que el río corría, las aguas hacían que los arboles en su rivera, dieran fruto. En su sueño, el, camino río arriba hasta llegar a su nacimiento, en donde yacía un asno muerto. Sus carnes podridas estaban en contacto con el río y del cadáver salían gusanos y un hedor penetrante.

En su sueño, el siervo pensó: "¡Que asqueroso! El río parece tan cristalino, sus aguas dan salud y toda esa gente que bebe de el. ¡alguien tiene que advertirles o enfermaran!"
Eso pensaba cuando oyó una voz que le dijo: "Ese rió es mi Palabra que da salud y vida espiritual! El cadáver del asno muerto y podrido, eres Tu. Y tu pecado no impedirá que yo bendiga a mi pueblo con Mi Palabra".

Esta fue la experiencia de un siervo. Si creemos que por estar en la cumbre de la "bendición" es porque Dios esta "encantado" de nosotros, estamos muy equivocados. Sobre todo "éxito" nuestra vida debe de caracterizarse por la santidad, la oración, la pureza en los pensamientos, en las motivaciones, el amor y respeto a los pastores, una fuerte convicción de humildad, una vida sujeta a autoridades espirituales. Aunque seamos los mejores en el púlpito, con un instrumento musical, en los medios de comunicación, con una pluma y al escribir un libro, porque los únicos que somos beneficiados con una actitud sujeta a la revelación bíblica somos tu y yo.

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