jueves, 24 de noviembre de 2011

PECADO O FRUTO DE LA CARNE

"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.  Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu 
es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.  Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios."
Gal. 5:16-22


No se puede negar la confusión en cuanto a lo que es el pecado y lo que resulta como fruto de este en la vida de una persona. No menos de dos decenas de veces en las que puede a una persona escuchar un sermón o un estudio bíblico emanado de el pasaje de Galatas, arriba descrito, confunden el fruto con la raíz. La raíz de todos los males descritos en esta espantosa lista y según el contexto en la carta es el legalismo, viniendo este como resultado de una vida de independencia al Espíritu y dependencia del esfuerzo de la carne por agradar a Dios; entonces conocemos el resultado: " y manifiestas son las obras de la carne..."


Es en un caso así cuando una vida corre peligro. Peligro porque la carne traiciona. La carne, no busca al Espíritu, sino lo suyo. La teología paulina diferencia los intereses de esta con los del espiritu: los de la carne no pueden pensar, ni ir en pos de los del espíritu. Se oponen. Los segundos se interesan en las cosas espirituales. La carne, por su naturaleza misma no puede buscar a Dios. 
Así que cuando el espíritu humano se independiza de Dios, comienza a dominar la carne, la naturaleza caída, lo instintivo del ser y este dominio termina con obras de la carne: "...manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas..."
Entonces y según la teología de Pablo, el pecado es marginar a Cristo de la vida. Lo demás, es consecuencia de ello.
Así que, es mejor pensarlo dos veces: O Jesús ocupa el trono del corazón, o lo ocupara un fruto de la carne: Celos, iras, contiendas, etc, etc.


Tomas Aguilar Piceno

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