Jesucristo no murió para ser recordado como un hecho histórico, ni
para memorizar una doctrina en particular, o para seguir con la vida en el
estado actual. No, Su muerte fue el hecho decisivo de Dios en su vida,
conquistando el pecado de una vez y para siempre. La cruz le pide que se
acerque todos los días, con el poder de transformar cada detalle de su
existencia medida que comienza a ver el Calvario desde la perspectiva de Dios.
El autor le asegura que mientras más avance en la lectura, más lidiará de
manera radical y completa con el pecado, adoptará la verdadera unión con Cristo
y experimentará la plenitud y realidad de la victoria de Él en su vida.
Porque el sistema en que funciona la cultura y la tradición debe de cuestionarse. Porque las masas no tienen razón. Porque surgen filosofías que transgreden la Revelación. Nosotros somos la resistencia y defenderemos la fe que les fue dada a los que trastornaron su entorno social. Nosotros, la resistencia conquistaremos los reinos para El Reino.
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