viernes, 20 de diciembre de 2013

EGOCENTRISMO VS TEOCENTRISMO

"No pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mateo16:23).

Pedro fue zarandeado como el trigo
EI apóstol Pedro es un vivo ejemplo de la lucha entre la vida centrada en uno mismo y la vida centrada en Cristo. Pedro se encuentra aliado con las potestades de las tinieblas a los pocos minutos de haber confesado la verdad fundamental de que Jesucristo es el Mesías, el Hijo del Dios vivo (Mateo 16:13-16). Jesús le anunció el sufrimiento y muerte que le esperaba en Jerusalén a Pedro y a los otros discípulos, justo después de haber bendecido a Pedro por su noble confesión. “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” (Mateo 16:22). Jesús le respondió: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (16:23).

El memorable reto de Jesús parece despiadadamente severo pero describe precisa y apropiadamente la índole del consejo de Pedro debido a que identifica a Satanás como fuente de sus palabras: “Sálvate a toda costa; sacrifica el deber en aras de tu propio interés; sacrifica la causa del Cristo a tu conveniencia personal”. El consejo de Pedro era satánico en principio pues la mira primaria del diablo es promover el interés propio como principal
"... Apártate de mi ¿satanás?"
objetivo del hombre. Satanás es llamado príncipe de este mundo porque el interés propio gobierna al mundo secular. Uno casi podría oírlo silabear: -Todos los hombres son egoístas de corazón y tienen su precio. Algunos pueden resistir más tiempo que otros, pero, al final, todo hombre preferirá sus propias cosas a las cosas de Dios-.


Ese es el credo de Satanás y, desafortunadamente, las vidas de demasiados cristianos lo convalidan. Satanás los ha engañado para que piensen que se sirven a sí mismos cuando, de hecho, sirven al mundo, la carne y al diablo. La manera cristiana de ver al mundo tiene un centro diferente. Jesús confronta nuestros egoístas filtros humanistas ofreciendo el enfoque desde la cruz. Uno puede escapar de la servidumbre de aquel cuya única intención es robar, matar y destruir (Juan 10:10), solamente desde este centro.

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