domingo, 4 de marzo de 2012

¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?


Creo que hoy me puedo atrever a escribir sobre las palabras de Isaías 66:5, a sabiendas de que seré criticado. Pero no importa, Dios sabe que he experimentado este versículo, y creo que puedo atreverme a escribir sobre esto; no sólo con base a la experiencia que tengo en pasar literalmente por estas palabras, sino también en que siento una urgencia en denunciar el hecho de que el reino de las tinieblas está ejerciendo control sobre ciertos grupos, quienes se autonombran “iglesias”, y que distan mucho de serlo, de acuerdo al modelo y practica bíblicos.


Sobre todo en esta época en la que se relativiza todo; en la que es más importante una opinión o interpretación que lo que la Biblia dice, y en la cual, conceptos de tipo mundano, como lo son el humanismo, el mercantilismo, el positivismo, el materialismo, el autoritarismo, la hechicería, y otros, están tomando lugar dentro de la Iglesia.
Siendo nosotros los cristianos quienes abrimos la
puerta a dichos conceptos, y prácticas, que normalmente vienen enseñadas por personas llenas “de prestigio”, llenas de “experiencia”, o de una supuesta “unción” que no tiene nada que ver con la unción que encontramos en Las Escrituras.
Quienes suelen utilizar la autoridad que les dio el Señor, para satisfacer sus necesidades carnales y diabólicas.
“¡Escuchen palabra del Señor, ustedes que tiemblan ante su palabra!”…
Isaías estaba llamando a personas que comprendían en todo el sentido La Palabra, la santidad de Dios; gentes que tienen temor de Dios y que comprenden el amor de Dios, pues lo han entendido en La Escritura, y experimentado en su vida. Individuos capaces de pasar el proceso de la cruz, para que Cristo sea formado en ellos. Personas para quienes Cristo lo es todo, quienes viven bajo la gracia de Dios.
Las cuales han llegado a entender, que su defensa en medio de las injusticias no depende de sus argumentos
o sus razonamientos, sino del Dios Justo que encuentran en la Biblia. Personas que no necesitan autoprotegerse, pues saben que el Señor dice: “Mía es la venganza…”.
Individuos que entienden que la fe se vive en la práctica, y no sólo en la retórica de los que predican, declaran y anuncian la verdad. Dios está buscando este tipo de personas, que tienen la humildad de aceptar sus pecados, arrepentirse de ellos, y la mansedumbre para aprender de Dios y de
los siervos ungidos, y levantados por Él. Gentes con la valentía y el arrojo suficiente, como
para confrontar en el proceso de Mateo 18 a los supuestos “ungidos”, quienes usan este término para ser
intocables, “perfectos”. Como semi-deidades, quienes tarde o temprano se
arrepentirán de sus pecados o presumirán en el juicio de todas “sus obras hechas para la gloria de Dios”, y
escucharán de parte del Señor: “Nunca os conocí”. «Así dicen sus hermanos que los odian y los excluyen
por causa de mi *nombre: "¡Que el SEÑOR sea glorificado, para que veamos la alegría de ustedes!".
Aquí viene la descripción de uno de los problemas más grandes que enfrenta la Iglesia de Cristo en estos
días; gente que en secreto a voces odia a sus hermanos, gente que predica desde el púlpito usando La Palabra de Dios para atacar a sus hermanos, predicaciones en las cuales ellos mismos se exaltan y ponen a los demás como si fueran cristianos “de segunda”, o personas “pobrecitas” que son incapaces de entender la Biblia. Gente que con tal de conservar “el hueso” dentro de la Iglesia, se hace de la vista gorda ante el pecado y dice que hace esto en pos de la gracia. Hombres y mujeres que se auto-proclaman “ungidos
de Jehová”, y que usan del miedo, la ira y el shock para poder mantener a las ovejas en “sujeción”.
Que son capaces de “interpretar” la Biblia para su propia conveniencia, que son amantes del dinero y de
contar cada centavito, juntando riqueza para el futuro, pues no creen en la provisión de nuestro amoroso Padre Celestial para con nosotros, sus hijos.
Que hablan mucho sobre ir afuera a compartir La Palabra de Dios, pero que son incapaces de atender a su
propio rebaño, por atender sus compromisos.


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E-mail: yussefnaima@gmail.com
El crédito de este articulo pertenece a: Fernando Herrera

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