Recuerdo a aquella mujer: anciana, ignorante, aparentemente abandonada y en profundo dolor, ese dolor que ocasiona la soledad. Hacia 5 años su hijo, el único hijo que le quedaba vivo y que nunca había descuidado la responsabilidad con su madre y que por la crisis económica en mi país, tuvo que emigrar de indocumentado a los Estados Unidos, como lo hacen muchos de nuestros hermanos de raza.
La mujer en evidente crisis económica, con hambre y sus ropas ya rotas, se acerco a mi, recién llegado al pastorado a esa comunidad, me contó de su soledad y de su hijo: "5 años, que se fue, me llama por teléfono, me envía cartas. Pero no le quiero contar de mi necesidad económica, porque no lo quiero preocupar". Dijo la mujer.
Le pregunte algo confundido, (pues su hijo tenia reputación de ser un joven responsable): "¿Que le dice en sus cartas sobre su sueldo allá en el "norte" (así se le llama en México a los Estados Unidos)?" Respondió ella: "Mire pastor, yo no se "ler", y no quiero que nadie me lea sus cartas, lo estoy esperando, para que cuando venga, el me lea..."
Por supuesto que no estuve de acuerdo con su forma de ver las cosas. Por lo menos no este tipo de cosas. Ella siguió diciéndome: "mire aquí traigo las cartas". Abrió una Biblia que traía en un "morral", Biblia que no sabia leer, pero que al cargarla, argumentaba que se sentía un poco mas segura y cuidada por la Palabra de Dios (¿?), y de ella saco alrededor de 15 cartas sin abrir. Con cuidado tomo un sobre, me lo dio, me pidió que le leyera la carta. Con cuidado la abrí... y allí estaba la sorpresa: Un cheque con $1500.00 dolares. Le explique lo que era ese cheque. Saco los otros sobres: $1000.00, $500.00, $800.00 dolares, entre otras cantidades. Sorprendido solo le dije: "Hermana, usted es la mujer mas rica del pueblo. En su Biblia trae un tesoro y no se ha dado cuenta".
A eso apunta mi experiencia, a señalar que los creyentes, en la Biblia, tenemos un tesoro y lo ignoramos: el nombre de Cristo, las Promesas, el Poder implícito en la Palabra... Lo que necesitamos esta allí. Y muchos aun no se dan cuenta.
¿Usted lo sabia?
Tomas Aguilar Piceno.
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