viernes, 18 de mayo de 2012

LA PALABRA SE OBEDECE, NO SE APLAUDE

Después de una disertación teológica, expuesta en un certero sermón, el celebre predicador Sir Adam Clarke, miraba como algunos de los oyentes, se le acercaron, estrecharon su mano para felicitarlo y halagarlo por tan motivador discurso. Al mirar y oir a la gente felicitándolo por el sermón les dijo:
"la Palabra de Dios se obedece, no se aplaude"

Que exhortación tan ejemplar para no descuidar el objeto al escuchar la Palabra de Dios.

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