Muchos hemos estado involucrados en la restauración de la “figura paterna” y hemos visto el daño que hace la carencia de esta o la distorsión de la misma en la relación con el Padre Eterno:
Autoritarismo.
Ausentismo.
Permisividad.
Violencia.
Carencia de autoridad.
Indiferencia.
Y conceptualizar a Dios dentro de estas equivocaciones de vida es grave y de riesgo eterno.
En El padre que nunca conocí, Phil Davis presenta a Dios como el Padre celestial perfecto, una perspectiva esencial hacia una vida espiritual y emocional saludable. En el proceso el expone le que con frecuencia distorsiona la percepción de Dios: asuntos como dar demasiada importancia a su propia fidelidad, relaciones sin resolver con sus padres terrenales, y subestimar el deseo de Dios de amarlo cuando usted fracasa o tiene luchas.
Ciento y hasta miles de pastores no consideran esto como una necesidad. Es mas, otros miles ni la consideran en la existencia.
Pues en el compromiso de restaurar o instaurar esta figura, recomendamos este texto.
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