Hay tres cosas que debo depositar en el lugar indicado:
1. Mi esperma. Por los principios bíblicos a los que decidí sujetar mi cuerpo. Porque mi cuerpo es templo del Espíritu Santo y Dios me dio mi miembro para que me obedezca a mi y no, yo a el.
2. Mi dinero. Porque el demuestra mi nivel de entrega y el derrochamiento de vida en la consagración que debemos a Cristo.
3. Mis palabras. Porque he entendido el impacto de ellas en el contexto profético. Y en un llamado profético, doble cuidado se debe tener por la naturaleza misma del llamado.
¿Porque en estas tres cosas? Especial cuidado porque las tres, dan vida o la quitan... y bendicen o maldicen.
Y tu decisión cual es?
Desde mi escritorio y en reflexión.
Tomas Aguilar Piceno
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