Decía un hombre ya anciano en mis años de infancia: "para tonto no se estudia". Pues resulta que un articulo mediático, tonto, irónico y que muestra la infecciosa herida de la sociedad, trae a la luz el desequilibrio mental y de autoestima de una mujer, en un hecho digno de que intervengan los defensores de los derechos de los niños de su pais. Este es el articulo:
ADICTA A LAS CIRUGÍAS ES CRITICADA ES CRITICADA POR INCULCAR SU VICIO A SU HIJA DE OCHO AÑOS
Aunque tiene solo 8 años, Poppy adoró que para su cumpleaños número 7, su mamá le regalara una cirugía de aumento de mamas. Qué decir de la alegría que irradió cuando para esta última Navidad, recibió un “vale por una liposucción”. Poppy adora los procedimientos estéticos y es por eso que tanto ella como su madre vienen siendo noticia desde hace un tiempo.
La primera en hacerse internacionalmente conocida fue su madre, Sara Burge, una inglesa de 51 años que se autoproclama la “barbie humana”, por su adicción a las cirugías plásticas, que a la fecha son cerca de treinta, equivalentes a 500 mil libras esterlinas, o sea, cerca de 393 millones de pesos.
Poppy no tardaría en hacerse conocida, luego de saberse que Sarah le regaló sus famosos vales por cirugías, desatando el espanto de algunos padres que están convencidos de que la menor seguramente desarrollará una autoestima basada en la apariencia y en la disconformidad con el propio cuerpo.
A todo esto, se le suman los datos recopilados por la prensa, de que ya a los seis años Sarah habría llevado a Poppy a clases de baile del caño y que su último cumpleaños lo celebró con una “botox party”, con bronceados en spray, extensiones de cabello para las pequeñas invitadas y, por supuesto, manicure.
Ante las críticas, Sarah se ha defendido públicamente, asegurando que “no hay nada de malo” con regalarle a su hija futuras cirugías plásticas que podrán ser utilizadas cuando ella quiera. Por ejemplo, el aumento de mamas podrá ser “cobrado” cuando cumpla los 16 años, en el caso de que Poppy lo crea necesario. “Ella pregunta siempre por las cirugías. Quiere verse bien y la liposucción es un procedimiento que siempre ayuda”, comentó Burge a la revista Closer, con respecto a su segundo polémico regalo.
Pero hoy, madre e hija nuevamente hacen noticia debido a que Sarah aseguró ante la prensa que gastará lo que sea necesario para que Poppy participe en los populares, aunque criticados, concursos de belleza infantil de Estados Unidos. De hecho, como ha asegurado, ya tiene a su hija en clases de maquillaje y preparación para los certámenes, entrenando cuatro horas al día, antes y después del colegio. “Poppy es extrovertida y extravagante así que venceremos a las niñas estadounidenses. Poppy sabe que ganará”, comentó Sarah, según el sitio web socialitelife.com.
“Soy la niña más pequeña en el mundo, representando la juventud de hoy en el escenario, en la pantalla y en todos los medios, en cuanto a las cosas divertidas, lindas y femeninas”, escribió la menor en el sitio web de su madre, agregando: “Puedo hablar de temas como la cirugía plástica, porque cuando crezca quiero ser cirujano, tener mi propio programa y ayudar a las personas a verse mejor”.
Por su parte, Sarah defiende el tipo de crianza que ha decidido darle a su hija, comentando que “Poppy es una niña normal, que es buena en deportes y adora jugar al aire libre. Las niñas ya no quieren a Blanca Nieves o la Cenicienta. Ellas quieren ser las parejas de los futbolistas o ser famosas como Cheryl Cole y Lady Gaga. Yo solo la estoy apoyando para que sus sueños se hagan realidad”.
En cuanto a sus otras dos hijas, Charlotte, de 27, y Hannah, de 17, la prensa estadounidense asegura que Sarah las ha alentado a usar botox, y que planean futuras cirugías.
“Sé lo que es verse fea y lo que es verse bella”
Desde hace veinte años que Sarah comenzó una larga historia a través de las cirugías. Comenzó arreglando sus orejas que sobresalían más de lo que quería, y también se redujo la papada.
Pero el punto de partida de lo que hoy parece ser una adicción, ocurrió cuando ella fue víctima de violencia por parte de su pareja de entonces. Una fotografía publicada en el Daily Mirror muestra con crudeza el resultado del infierno vivido por Sarah, quien quedó con la mandíbula rota, al igual que sus pómulos y varios dientes menos.
“Mi cara estaba desfigurada por completo, parecía un monstruo. Al final, decidí hacer algo al respecto. Fui a una escuela de belleza y me capacité como enfermera, antes de abrir mi propia consulta de cirugía cosmética”, comentó la mujer al periódico inglés.
“Visité los mejores cirujanos plásticos que pude encontrar y les ofrecí un negocio: si podían lograr que me viera como quería, les enviaría a todos mis clientes. Ellos accedieron y no he tenido que pagar un peso desde entonces”, agregó.
Cuando la gente le pregunta a Sarah si cree que el interior de las personas es lo que vale realmente, ella comenta: “Sé lo que es verse fea y lo que es verse bella, y estoy más que segura que sé lo que las personas en general elegirían, si fueran realmente honestas”.