Alguno de mis contactos en facebook coloco en su muro el link para enlazarnos con el presente escrito, el cual, es reflexivo, veraz, objetivo y contundente.
Mucho se está “predicando” por parte de los modernos, y muchos de ellos pseudo predicadores evangélicos, sobre todo aquellos de la “prosperidad”, acerca de la excelencia, y de que hemos de hacer todo de manera “excelente”. El problema es que no tratan la cuestión de la excelencia como el agradar a Dios, conforme a Dios, sino conforme al mismo baremo que el mundo entiende, busca, desea y esperaría.
Ellos pretenden que los creyentes andemos de manera sobresaliente en este mundo, conforme a lo que cualquier impío consideraría ser lo bueno… ¿qué diferencia entonces existe entre los cristianos y los mundanos?
Si seguimos ese baremo mundano y vano de excelencia promulgado por esos “prósperos” de turno, entonces Dios se equivocó al hacer nacer a Su Hijo en un pesebre, donde comían los animales (hubiera debido de nacer en el palacio de Herodes, sin Herodes).
Se equivocó cuando hizo huir a él y sus padres a Egipto para escapar de Herodes (hubiera de haber enviado Sus rayos de fuego, y así haber mostrado Su “gloria” y poder).
Se equivocó cuando ese mismo hombre malvado hizo matar a todos los niños de menos de dos años… etc. etc… y así estaríamos comentando acerca de tantos pasajes bíblicos donde la “humana excelencia” de Dios brilla por su ausencia.
Y es que, como venimos diciendo, Dios tiene un concepto muy diferente al de $$$ Luna, Maldonado, Castellanos, Jacobs, y cientos más de lo que es la excelencia.
La excelencia de Dios excede en mucho al concepto materialista, humano, carnal, y hasta abominable muchas veces, de esos predicadores de la prosperidad materialista, disfrazados de ministros del evangelio.
Dios les bendiga.
Miguel Rosell Carrillo, Octubre 2011
www.centrorey.org
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